lunes, 10 de septiembre de 2018

“Lo rodaron espicha’o”

Para comprender en toda su extensión el refrán título de este “post” (“Lo rodaron espicha’o”), resulta obligatorio conocer el significado y origen de la palabra “espicha’o, que escrita correctamente sería “espichado(a)”.

El primer “lugar” al que acudimos para buscar dicho vocablo es el diccionario de la RAE (Real Academia Española) y allí encontramos que “espichar” es punzar con un objeto agudo, pero no se queda ahí, va más allá, señalando que en Venezuela dicha palabra es, refiriéndose a un neumático, perder aire a causa de un pinchazo, de allí lo de “Lo rodaron espicha’o”.

También nos dice, la RAE, que espichar viene de “espiche” y que, “espiche”, es una “estaca” pequeña que sirve para cerrar un agujero, como las que se colocan en las cubas o toneles para que no salga el líquido, o en los botes para que no se aneguen o inunden, evitando de esa manera su hundimiento; pero así como sirve para tapar un agujero (por su condición de estaca), también puede producirlo provocando el ya mencionado “pinchazo”, lo que nos retrotrae al ya mencionado “Lo rodaron espicha’o”.

Lo expuesto en el párrafo anterior nos lleva hasta el Principado de Asturias (comunidad autónoma de España, situada al noroeste de ese país), donde durante los meses de enero, febrero y/o marzo se llevaban a cabo “espichas”, es decir reuniones festivas en la que se bebía la sidra que se conservaba en pipas o barricas de madera y se escanciaba quitando la “espicha” (pequeña estaca de madera de forma cónica) que taponaba el orificio evitando el derrame del líquido, pero que al ser retirada permitía fluyese el líquido dejando vacío (espichado), el mencionado tonel.

En tauromaquia Espichar es herir o punzar con un objeto agudo al toro - En Cuba es Adelgazarse o perder peso y volumen - En Canarias es plantar hortalizas o sembrar maíz – También se refiere, en varios países, a morir - En Colombia es algo aplastado, machacado, pisoteado, triturado.


En Venezuela para referirnos a alguien que se ve deslucido, estropeado, gastado, ajado, demacrado, acabado, anciano, añoso, deteriorado, envejecido, que representa más edad de la que en realidad tiene decimos: A fulano “Lo rodaron espicha’o”
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sábado, 8 de septiembre de 2018

“¿Vas a seguir Abigail?”



A finales de la década de los años ochenta (1 de diciembre de 1988), Radio Caracas Televisión (R.C.T.V.) lanza al aire la telenovela venezolana “Abigail”,  protagonizada por la actriz Catherine Fullop y el actor Fernando Carrillo.
Catherine Fullop (2018)

La trama de la telenovela gira en torno a Abigail (Catherine Fullop), una agraciada, y revoltosa joven estudiante, hija de un rico empresario, que se enamora del profesor Carlos Alfredo (Fernando Carrillo), el cual le dicta clases de literatura.

Después de varios escarceos Abigail alcanza su cometido y Carlos Alfredo cae rendido ante la fogosa joven; de esta unión nace Cheito (Manuel Carrillo), el cual, en un momento de locura, Abigail se lo entrega a una taxista.
Fernando Carrillo (2018)

 Cuando. Al fin, logra recuperar la cordura, Abigail, se empeña en una dura lucha por recuperar al hijo perdido, además de enfrentarse a las gemelas María Clara y María Begoña (Hilda Abrahamz) por el amor de Carlos Alfredo.

Cheito aparece, por fin, cuando entra a robar, por necesidad, en la casa de Abigail, por lo que madre e hijo se encuentran; lo que sumado a que Abigail y Carlos Alfredo logran concretar su unión proporcionan un final feliz a la enrevesada trama de la telenovela.

“Abigail” se transmitió en el año 1992 en España captando una audiencia vespertina de dos millones y medio de telespectadores, siendo uno de los programas con más audiencia en la televisión española de principios de los 90.

Parecido éxito tuvo en Chile (TVN), Colombia (Canal A), Perú (Andina de Televisión), Ecuador (RedTeleSistema), Italia (Rete cuatro), Argentina (Telefe), Paraguay (SNT), El Salvador (Canal 6), Costa Rica (Teletica), Estados Unidos (Telemundo), Francia (M6).

Radio Caracas Televisión (R.C.T.V.), fue una planta televisora que durante 54 años brindo información y distracción al pueblo venezolano. Dicha planta sale del aire, debido a la negativa del gobierno a la renovación de la concesión, el día 27 de mayo de 2007, dejando sin la mencionada señal a más de 12 millones de seguidores.

Abigail, la telenovela, estuvo tanto tiempo al aire que se hizo fastidiosa, de allí que, los venezolanos, cuando alguien se vuelve repetitivo le decimos: “¿Vas a seguir Abigail?”

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lunes, 3 de septiembre de 2018

“Cada quien hace de su camisa un saco”


Esta añosa máxima, que hoy capta nuestra atención, probablemente tenga su origen en la más antigua locución verbal coloquial: “Hacer de su capa un sayo”; en tal sentido es necesario, para conocer y entender el adagio que en este momento nos ocupa (vale decir): “Cada quien hace de su camisa un saco”, entender y conocer el que “probablemente” sea su predecesor.


Durante la edad media era común el uso del sayo por parte de los nobles, este “sayo” no era otra cosa que una especie de librea o túnica, es decir: una prenda gruesa, relativamente ancha, cuyo largo llegaba hasta las rodillas y que se colocaba debajo de la armadura; con el tiempo se comenzó a usar este vocablo para identificar la vestimenta que usaban los “gañanes” (mozos de labranza), sólo que la usada por los “gañanes” era hecha con materiales de escasa calidad. La voz “sayo” proviene del latín “sagum”, palabra esta de origen celta.

La capa, por su parte, aun cuando era un atuendo usado (en Europa durante la edad media), para protegerse del frío, se consideraba una prenda cuyo uso era privilegio de los aristócratas, de los “nobles”.

Las capas daban fe del nivel social de quien la usaba, siendo que la clase de género, el color del mismo y hasta el tamaño de la capa definían a su portador.

En Venezuela, debido al clima (entre otras cosas), “Hacer de su capa un sayo” devino en “Hacer de su camisa un saco” toda vez que el uso del “sayo” y la “capa”, prendas de uso común en zonas de baja temperatura, no tenía sentido en una región de atmosfera cálida; y es así como vemos que la “capa” se convierte en “camisa”, y el “sayo” pasa a ser “saco”.

Al adagio “Cada quien hace de su camisa un saco” suele agregársele la coletilla: “y se mete en él”, quedando entonces de la manera siguiente: “Cada quien hace de su camisa un saco, y se mete en él”, haciendo alusión a la potestad de hacer lo que se desee, sea esto lo que fuese (haciendo uso del libre albedrío), con lo que es de uno (en particular con su vida), sin estar obligado a dar explicaciones, denegando cualquier posible derecho, que alguien pretendiese tener, a inmiscuirse.

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